12.7.11

“MISERERE MEI, DEUS”

Miserere mei, Deus, secundum misericordiam tuam.
(Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia. Salmo 51)

El “Miserere Mei, Deus” es una obra sacra ejecutada solemnemente en Semana Santa en la Capilla Sixtina. Es un motete compuesto en 1638 por el sacerdote, músico y cantante italiano Gregorio Allegri, escrito para dos coros, uno de cuatro voces y el otro de cinco voces. Uno de los coros canta una versión simple del tema original y el otro coro, a cierta distancia, canta un comentario más elaborado, además de una primera voz que hace las veces de oficiante, en la monodia o canto llano, sublimemente contestado por ambos coros, en el modo salmodico. Se obtiene de este modo en su estilo y factura, una riquísima y emocionante mezcla del gregoriano monacal con el virtuosismo casi angélico de la polifonía del renacimiento. Es uno de los mejores ejemplos del estilo polifónico del Renacimiento, llamado en el siglo XVII “stile antico” o “prima prattica”, y denota las influencias combinadas de la escuela romana (Palestrina) y veneciana (Andrea y Giovanni Gabrieli, el coro doble).

Esta es la obra cumbre de Allegri, de sus muchos trabajos este es el mas conocido y mas atesorado. La sublimidad de la voz humana y la conjugación de las mismas en sus variedades tonales, matices y sonoridades, crean un ambiente único e irrepetible, lleno de luces y sombras, capaz de elevar al oyente hasta alturas poco frecuentadas por el espíritu moderno. Llevado por la mano de una voz infantil o castrati, como era la tradición vaticana, así mismo a descender sin trauma, sin temor, al valle profundo y escondido de la reflexión o la súplica. Y guiado por la serena gravedad de la voz masculina, en un viaje lleno de imponderables, por el camino inefable del arte y la espiritualidad, donde la sensibilidad es la invitada de honor.

Como dato anecdótico pero no menor, esta obra se mantuvo como un secreto del Vaticano durante 132 años. Su interpretación era exclusiva para Semana Santa y solo en la Capilla Sixtina. Bajo pena de excomunión se prohibió la copia, ejecución o divulgación de esta obra considerada una joya de la Capilla Sixtina. El Vaticano nunca quiso que fuesen copiados los embellecimientos por encima de los acordes básicos por lo que los cantantes se veían obligados a memorizar tales adornos. A diferencia de otras obras similares, donde los solistas improvisaban los referidos embellecimientos, en esta se encontraban escritos pero la oscuridad de la iglesia, unido a la necesidad de salvaguardar su pública difusión, impedía cualquier lectura directa de la protegida partitura. El salmo se cantaba como parte de los oficios de Semana Santa, precediendo a la Pascua como canción de penitencia.

A pesar de la prohibición algunas copias fueron hechas, sin que se haya logrado interpretarla satisfactoriamente en ninguna parte. El Emperador Leopoldo I de Austria solicitó y obtuvo una copia, que conservó en la Biblioteca Imperial de Viena. Sin embargo, cuando la hizo ejecutar pensó que había sido engañado. El Papa entonces despidió al maestro de capilla de la época, quien tuvo que trasladarse a Viena para explicar las técnicas de ejecución y las improvisaciones (los llamados abbellimenti que nunca se permitió que fueran copiados, sino que eran pasados de intérprete a intérprete en el coro de la Capilla) que según él no podían ser reflejados en el papel, a fin de poder ser contratado nuevamente. El Padre Giovanni Battista Martini (1706-1784) poseía otra copia.

El 11 de abril de 1770 Leopold Mozart y su hijo Wolfgang, tras un periplo italiano que les condujo a través de Florencia, Siena, Orvieto y Viterbo, llegan por fin a Roma. Mozart contaba por entonces con catorce años de edad y había dejado, un mes antes en Bolonia, muy sorprendido a la mayor autoridad italiana de teoría musical del momento, el padre Martini, quién no dio crédito a una improvisada fuga interpretada por el entonces adolescente genio salzburgués.

Ya en Roma, los Mozart asisten a los oficios de Semana Santa en la Capilla Sixtina del Vaticano donde escuchan el Miserere de Gregorio Allegri. Después de una primera audición de la obra durante el día de Tinieblas, el joven Mozart escribió de memoria la partitura en la posada donde se alojaban. Al volver a escucharla al día siguiente, Mozart corrige los pocos errores que había cometido. Enterado el padre, escribe una carta dirigida a la madre y hermana de Mozart informándoles de tal increíble proeza. Éstas, asustadas, contestan a vuelta de correo acerca del presumible sacrilegio en que han incurrido y les advierten de la pena de excomunión que podría recaer sobre ellos si las autoridades eclesiásticas se enterasen de tal despropósito… El padre de Mozart, en una siguiente misiva, logró calmar los escrúpulos de su esposa e hija.

Este hecho es ampliamente recordado como muestra del genio de Mozart quien incluso, lejos de ser victima de una condena eclesiástica, fue hecho Caballero de la Orden de la Espuela de Oro por el Papa al enterarse del hecho. La copia de Mozart, que reflejaba las improvisaciones, no ha sido conservada. En 1771, el Dr. Charles Burney, luego de un viaje a Italia, publicó en Londres una versión de la obra, basada posiblemente en la copia de Martini, la de Mozart y, quizás, una copia obtenida de la propia Capilla Sixtina.

Pincha en el enlace y podrás escuchar la joya sacra interpretada por Tallis Scholars: