Meditación guiada con relajación y visualización creativa para tomar contacto con nuestra alma y hacer aflorar al consciente la conexión con el Alma del Mundo.
No tomar contacto con nuestra alma es cerrar las puertas al alma que anima el mundo. Todo lo volcamos hacia el exterior. Todos los cambios los queremos hacer en lo que nos rodea y en los demás. Siempre hablamos de esta sociedad como responsable de la vida que llevamos, contraria a como nos gustaría que fuera. No vemos que la sociedad no cambiará jamás, nunca será distinta, no recuperará su alma, mientras nosotros, cada uno de nosotros, no recuperemos la nuestra. La sociedad solo es un reflejo del individuo. Cada cual cargamos la responsabilidad sobre nuestras espaldas de lo que somos y el rumbo y sentido que le damos a nuestras vidas. Ese es el rumbo y sentido que seguirá la sociedad. Si estamos obsesionados por vivir para los sentidos, satisfaciendo a toda costa comodidades y sensaciones, la sociedad llevará ese rumbo. Entonces hemos de saber que el alma se pierde en nuestro interior y en el mundo, pues el alma ni se encuentra ni se cultiva buscando hacia fuera, hacia los sentidos, sino mirando hacia dentro y extrayendo tesoros ocultos como el minero extrae las gemas preciosas de las rocas.
Un modo muy antiguo de tomar contacto con nosotros mismos y nuestro interior es el de la meditación. La meditación guiada con visualizaciones creativas conscientes, abre las puertas a estados interiores que nos ponen en contacto con nuestra realidad interior. Descubrir y sentir nuestra propia profundidad es descubrir nuestra alma. Quien saca su alma a flote, quien vive expresando su alma en todo lo que siente y hace, cambia profundamente y ayuda a cambiar el mundo. Los cambios siempre se gestan desde dentro hacia fuera.
El alma del mundo es nuestra propia alma y nuestra alma es el alma del mundo, como si nosotros fuéramos fracciones de un alma universal. Tomar contacto con el alma de todas las cosas pasa por ganar profundidad en nuestro universo interior particular. Quien quiere sentir todo lo que vive y palpita sin haber experimentado las sensaciones que bullen en su interior es como aquel, que encerrado en su casa, quiere asomarse a ver el mundo exterior a través de unas ventanas oscurecidas por la suciedad. Cuando vamos entendiendo los obstáculos en nuestro interior que nos impiden abrirnos a la realidad del mundo, vamos entonces limpiando los cristales de nuestra morada interior, para que la luz que todo lo alumbra penetre y reviva nuestra esencia, animándola a revestirse del alma que, como hermoso traje de luz, le permite integrarse con la Unidad de la Vida que palpita en todo el universo. Nosotros somos esa esencia.
El mineral, el vegetal, el animal y el hombre tienen alma.
Esa alma es la conciencia cósmica. Sólo existe una gran alma, la conciencia cósmica. Esa es el Anima Mundi de Platón. La Gran Conciencia es coesencial con el Espacio Abstracto Absoluto.
Llamad a esa Gran Conciencia Dios, Alá, Parabrahman, o como queráis, eso importa poco.
Lo importante es comprender la realidad de la Gran Conciencia.
Las palabras humanas son humo que nubla el cielo estrellado del espíritu.
Nuestra conciencia humana no es sino una centella desprendida de la Gran Alma del Mundo.
Esa alma es la conciencia cósmica. Sólo existe una gran alma, la conciencia cósmica. Esa es el Anima Mundi de Platón. La Gran Conciencia es coesencial con el Espacio Abstracto Absoluto.
Llamad a esa Gran Conciencia Dios, Alá, Parabrahman, o como queráis, eso importa poco.
Lo importante es comprender la realidad de la Gran Conciencia.
Las palabras humanas son humo que nubla el cielo estrellado del espíritu.
Nuestra conciencia humana no es sino una centella desprendida de la Gran Alma del Mundo.
Samael Aun Weor