25.9.11

"TODO ES SAGRADO"
Conferencia


¡Oh, Gran Espíritu!
cuya voz se oye en el viento,
y cuyo aliento da vida a todo el mundo.
¡Escúchame!

Me presento ante tu rostro
como uno de tus muchos hijos;
mira, soy pequeño, soy débil.
Necesito tu fortaleza y sabiduría.

Hazme caminar en belleza
y haz mis ojos portadores
de atardeceres rojos y púrpuras.
Haz que mis manos respeten todo lo creado.
Haz que mis oídos sean agudos
para oír tu voz.

Hazme sabio para comprender
las cosas que fortalecen a mi pueblo,
y para descubrir las lecciones
que escondiste detrás de cada hoja o roca.

Busco la fortaleza,
no para ser superior a mi hermano,
sino para vencer a mi mayor enemigo:
¡yo mismo!

Hazme estar siempre preparado
para venir hacia Ti
con las manos limpias y los ojos inocentes.

Cuando me desvanezca
en el atardecer de mi vida,
mi espíritu venga hacia Ti
sin sentir vergüenza.

Oración Sioux 






   Intuimos que algo une todo lo que existe y se manifiesta. Tenemos la sensación a veces que hay vida tras objetos que percibimos como inertes e inanimados. Proyectamos sobre objetos que nos rodean nuestros anhelos profundos, haciendo descansar sobre ellos esperanzas que animen en nosotros cambios determinados. A veces incluso, le ponemos nombres a cosas o elementos que usamos, como queriendo establecer una cercanía entre ellos y nosotros, como manifestando sobre ellos una esencia vital que sentimos se puede expresar a través de ellos dotándolos de vida.

   Todo en el universo partió de un mismo centro. Todo por tanto hubo un tiempo lejano en que estuvo en íntima y estrecha unión. La memoria de los siglos queda impresa en toda la materia que se expresa en el universo. Las partículas que un día estuvieron unidas se separan en tiempo y espacio, pero algo en lo profundo de sus núcleos mantiene una estrecha unión que pervive y se manifiesta en todo lo que vive y respira. Y hasta una piedra respira, hasta lo más insignificante comparte energía con todo aquello que se relaciona en su entorno.

   Sagrado según el diccionario es todo aquello que es digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la Divinidad. Si consideramos a la Divinidad aquello responsable de la unidad de todas las cosas, esa unidad sigue viva expresándose en todo lo que existe. La misma ciencia a través de la mecánica cuántica avala la relación de todas las partículas que configuran el universo. El carácter sagrado de todo lo que existe es algo innegable. Cada configuración de partículas determinadas conformando los objetos y seres que nosotros percibimos, son una expresión de la Energía Universal de Vida o Conciencia Universal. Tras cada objeto y cada ser vivo hay un principio viviente siguiendo su proceso evolutivo de aprendizaje y autodescubrimiento.

   Si llegamos a sentir todo esto y a apreciar el valor de cualquier objeto llamado inanimado, comprenderemos que todo está vivo. Cuando golpeamos una piedra con el pie, la intención que nos ha motivado a hacerlo influye en la evolución de la esencia viva en esa piedra y lo más hermoso, nos influye a nosotros también. Todo sigue unido y todo lo que hagamos nos lo hacemos a nosotros. Amar la vida, y los seres y objetos que nos rodean, es amar nuestra propia esencia. Amar nuestra esencia es haber descubierto nuestra realidad, para lo cual tenemos que haber vencido nuestro mayor obstáculo: nosotros mismos.

   Dentro de nosotros está el amor y la vida, dentro de nosotros está el odio y la muerte. Que la Luz que ilumina nuestra esencia y el mundo, nos permita ver la oscuridad que nos impide sentir la unidad y lo sagrado de todo.




   Jesús el Cristo puso el intelecto al servicio del espíritu.
 
  La intelección iluminada es el intelecto al servicio del espíritu.
 
  El gran error de los materialistas es, precisamente, creer que lo real necesita de los fenómenos físicos. Pero, tan real es el espíritu como la materia porque al fin y al cabo los dos son energía.
 
  Lo material es tan sagrado como el espíritu. Material físico y espíritu sagrado se comportan en forma correlacionada y dialécticamente.
 
  Con una cultura integral, de fondo y base espiritual, social y científica a la vez, podríamos cambiar radicalmente la actual situación del mundo.
 
  Necesitamos de una nueva pedagogía revolucionaria, cuyo único objetivo sea hacernos conscientes de lo que ya sabemos.

  En vez de retener en nuestra mente una cultura caduca y degenerada, necesitamos reeducarnos a sí mismos.
 
  Hay que buscar la sabiduría directa de los documentos arqueológicos a través de la ciencia majestuosa de la meditación.
 
  El conocimiento se extrae directamente de las piedras.

Samael Aun Weor