1.11.11

"El misterio de la rosa"


   Hermanos, Yo soy Kwan Yin.

   Tengo entre mis manos a una rosa.

   ¿Saben lo que esta rosa ha tenido que hacer para florecer? Fíjense en su tallo, tiene espinas como todas las rosas y cada espina fue un obstáculo que tuvo que vencer, tuvo que crecer luchando por la luz del sol, contra las plagas y contra un sinfín de peligros, pero hubo un momento glorioso en su existencia, cuando teniendo sus hojas extendidas hacia el sol, abrazando cada partícula de luz que llegaba hasta ella, lanzó su botón hacia el firmamento, como queriendo llegar hasta lo más alto que le permitía su existencia y sus pétalos se fueron abriendo uno por uno, como un premio al esfuerzo que había desarrollado durante tanto tiempo. Quedaron en su tallo las espinas como muestra de cada uno de los problemas y dificultades que tuvo que superar, pero cada pétalo multiplicó por mil, las bendiciones que cada uno de esos sufrimientos le dejó.

   ¿Creen ustedes que esta flor totalmente abierta, recuerde los dolores por lo que tuvo que pasar para llegar hasta aquí?

   ¿Creen ustedes que a esta flor le guste perderse en  sus recuerdos repasando momentos dolorosos, cuando tiene enfrente de sí al infinito que se abre hacia ella, de la misma manera como ella lo hace?

   ¿Creen ustedes que a ella le preocupe el saber que llegará un momento en que tenga que marchitarse y hacerse a un lado para que otras rosas puedan seguirse abriendo?

   ¿Creen ustedes que le conceda mucha importancia a eso, sabiendo que su existencia había sido exclusivamente para llegar a abrirse y ver la luz del universo, aunque fuera por un corto tiempo?

   ¿Creen ustedes que le importe morir, que piense en la muerte, cuando está captando la gran armonía de las esferas, en un bellísimo concierto dedicado exclusivamente para ella? O acaso piensan que toda esa armonía que yo les describo puede terminar con la muerte de la rosa.

   Cada ser humano ha sido creado como una rosa y a medida que crece va guardando en su tallo una y otra espina, van brotándole como cicatrices, de las batallas que ha tenido que emprender para seguir creciendo, pero llega un momento en que sus manos se extienden hacia el cielo y cada uno de sus chakras se va abriendo como si fuera un botón de rosa y entonces su corona se abre hacia el cielo, y el cielo le responde dedicándole el más maravilloso concierto que alguna vez haya podido escuchar, y el espíritu del hombre se escapa por entre los pétalos de su rosa abiertos ahora hacia el universo, de la misma manera como el aroma de la rosa fluye suavemente haciéndose uno con el infinito.

   La rosa cae marchita, porque ha dejado en libertad al espíritu que pudo llevarla hasta su glorioso florecimiento.

   Este es el misterio de la rosa y éste es el destino de todos los seres humanos.

   Benditos sean eternamente. Que así sea.

Septiembre 1991